Llegar a la Policía quizás fue uno de esos sueños o anhelos que pasaron por su cabeza, pero, portar el uniforme, ser parte de la Institución, sin duda, fue un sueño cumplido.
Por: Sinahi Páez Bent
Con motivo del día Internacional de la Mujer, la Policía Nacional rinde homenaje a todas aquellas que, con su fuerza, inteligencia, gallardía y valores, hacen parte de la institución. Ellas que con orgullo portan ese uniforme que las identifican como autoridad ante la sociedad. Esas que nos lleva a un universo de escenarios en donde se desarrolla la historia de Colombia y generan reflexiones sobre su labor de mujer constructora de tejido social, protagonista de la historia del país y como servidora policial.
Para reconocer el valioso aporte de la mujer en la historia de la Policía Nacional en sus casi 131 años de fundada, es necesario recorrer su meritoria trayectoria y la manera como el aporte femenino, a partir de 1954, ha significado un factor exitoso forjado en el cuerpo uniformado, en donde comenzó a cosechar una trayectoria llena de éxitos y logros dentro de la Policía Nacional de Colombia. Las mujeres han sido protagonistas de primer orden en la historia moderna del país y de la Institución Policial.
La policía exalta a una heroína en toda la extensión de la palabra, una mujer de armas tomar y ejemplo a seguir, una mujer que ha optado por romper barreras y que ha demostrado, con hechos, que, para adquirir tantas responsabilidades, tantos cargos en los diferentes ámbitos de la vida, solamente se necesita ser mujer.
Toda profesión se inicia con un sueño y continúa como un reto. Y sí a esto le sumamos lograr el balance perfecto entre ser mujer, madre, esposa y policía, puede ser una combinación interesante y hasta peligrosa.
Se trata de la patrullera Juliana Angulo Picot, de 38 años, quien con una sonrisa que derrocha destellos, abrió las puertas de su oficina donde labora como integrante del Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (GAULA) de la Policía Nacional, para compartir su historia de vida, experiencias, luchas, sueños y proyectos.
Con su mirada afable y su característica sonrisa y amabilidad, esta patrullera orgullosamente cartagenera, trabaja desde hace 12 años en la Dirección de Antisecuestro y Antiextorsión (GAULA Bolívar). Su labor le ha traído diferentes reconocimientos en la Institución.
“Durante mi trayectoria en el grupo GAULA Bolívar me he desempeñado como investigadora de inteligencia y actualmente en el área de prevención y educación ciudadana. Dentro de esas facetas han sido muchos mis reconocimientos en la Institución, tales como 109 felicitaciones en mi hoja de vida y 8 condecoraciones, he sido postulada a Corazón Verde; y he sido nombrada personaje del año. Por mi buen desempeño, fui designada de comisión al exterior como docente policial para capacitar a los policías del país hermano de Honduras”, expresó.
Conjugar el tiempo entre ser madre y dedicarse a una profesión tan sacrificada y compleja, siendo durante algunos años estereotipada como ‘trabajo para hombres’, no ha sido sencillo, pero ella con su empoderamiento lo hace ver fácil, sin embargo, la experiencia le ha enseñado que para conseguir los sueños más remotos que se tengan en el corazón, se necesita de mucho sacrificio y trabajo, pero sobre todo, tener la capacidad de sobrellevar su vida laboral y personal sin descuidar ninguna de las dos.
“Es difícil ser policía, madre y esposa, sobre todo por el horario, levantarme desde las 4:50 de la mañana para atender mis labores como madre, esposa y policía, llegar a casa para ayudarles con las tares, atender a mi esposo y cumplir con la misionalidad de la Policía Nacional, es muy sacrificada”, detalló Juliana.
El 10 de enero del 2009, Juliana inició su camino en la Policía Nacional, logrando culminar sus estudios en la Escuela de Formación de Policía el 10 de octubre del mismo año, en la escuela de formación Carlos Eugenio Restrepo en la Estrella, Antioquia. Pero sus sueños no han terminado ahí, pues ‘Juli’ como la llaman sus familiares y amigos de cariño, también es enfermera.
Llegar a la Policía quizás fue uno de esos sueños o anhelos que pasaron por su cabeza, pero estar, portar el uniforme, ser parte de la Institución, sin duda, fue un sueño cumplido. Sin imaginar siquiera que hoy en día se convertiría en una heroína para su familia, una policía honorable para la sociedad y un dolor de cabeza para la delincuencia.
Su fuerza y su carácter van de la mano, es lo que la destaca y la convierte en un reflejo para las demás de querer ser como ella, es un ejemplo de tenacidad, valentía y muchas ganas de salir adelante. El inconformismo no lo conoce, sabe que debe dar todo de sí para lograr sus objetivos y no descansar hasta conseguirlos.
La incorporación de la mujer a la Policía Nacional en Colombia, fue una realidad que cambió el paradigma social frente a los roles de género que debían asumir los hombres y las mujeres dentro de la institución, incursionando en asuntos relacionados con la protección de la infancia, evolucionando a labores con el transcurrir de los años que le fueron abriendo otros espacios y oportunidades, como en actividades de vigilancia urbana y rural, trabajo comunitario, tránsito y apoyo a las diferentes especialidades del servicio, en respuesta a las continuas transformaciones culturales, políticas y sociales del país, en temas de seguridad, criminalidad y conflicto armado.
Por eso, exaltamos el aporte que nuestras mujeres policías hacen día a día por construir ciudad y país, ese aporte lleno de valores en conjunto con su autenticidad que las hace únicas y especiales.
Gracias Mujeres Policías.