El Xeneize ganaba 2-0, pero dos figuras argentinas del Benfica apagaron la fiesta en Miami y complicaron su camino en el Mundial de Clubes.
Boca Juniors sufrió un duro golpe emocional y deportivo en su debut en el Mundial de Clubes. El equipo argentino dejó escapar una cómoda ventaja de 2-0 ante el Benfica en el Hard Rock Stadium de Miami, en un partido vibrante que terminó igualado 2-2 gracias a la inspiración de dos viejos conocidos de la albiceleste: Ángel Di María y Nicolás Otamendi.
El conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo parecía tener el partido bajo control antes de la media hora, con goles del uruguayo Miguel Merentiel (12’) y el argentino Rodrigo Battaglia (27’). Boca lucía cómodo, intenso y efectivo. Pero el fútbol tiene sus giros inesperados, y este llegó en el peor momento.
Remontada con sello argentino
Cuando el primer tiempo se extinguía, Di María, con la sangre fría que lo caracteriza, descontó desde el punto penal y encendió las alarmas del lado azul y oro. El Benfica, que jugaba con diez hombres tras una expulsión, no se rindió. Y en el minuto 83, fue Otamendi, el eterno central argentino, quien con un certero cabezazo silenció a la hinchada de Boca con el 2-2 definitivo.
El empate fue un balde de agua fría para un equipo que soñaba con arrancar el torneo con pie derecho. Para Benfica, en cambio, fue un punto con sabor a hazaña.
Roja y más bajas para Boca
Para colmo, Boca terminó el partido también con diez jugadores tras la expulsión directa de Jorge Figal, quien no podrá estar en el próximo duelo frente al poderoso Bayern Múnich, que llega con una artillería pesada tras aplastar 10-0 al Auckland City.
A esa baja se suma la del mediocampista español Ander Herrera, que además de salir lesionado, vio la tarjeta roja por protestas desde el banquillo. La situación complica seriamente el panorama del equipo argentino para el siguiente desafío.
Una oportunidad desperdiciada
Boca dejó escapar dos puntos que parecían seguros, y lo hizo ante un rival que jugó buena parte del encuentro con un hombre menos. El desenlace dejó al técnico Russo con más dudas que certezas, y a una afición frustrada que veía en este torneo una oportunidad para brillar a nivel global.
Ahora, con bajas sensibles y la moral tocada, el Xeneize deberá enfrentar a uno de los gigantes de Europa si quiere mantener viva la ilusión en el Mundial de Clubes.