Por: El Ámbito
Una jornada violenta estremeció a Colombia este martes, con al menos 19 ataques armados y explosivos perpetrados en distintos municipios de los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, dejando un saldo de al menos ocho muertos y decenas de heridos. Los atentados, ejecutados casi de forma simultánea, revivieron los fantasmas del pasado y agravaron el ya frágil panorama político y de seguridad del país.
Ola de terror en el suroccidente
La ofensiva armada se centró en los departamentos del Cauca y el Valle del Cauca, dos territorios históricamente golpeados por el conflicto. En ciudades como Cali y Jamundí, se registraron explosiones y hostigamientos; mientras tanto, en municipios caucanos como El Bordo, Corinto y Caloto, hubo tiroteos, asesinatos con francotirador y uso de explosivos.
Las autoridades atribuyen la escalada a grupos ilegales que operan en la zona, como las disidencias de las FARC, el ELN y bandas criminales herederas del paramilitarismo, quienes buscan controlar corredores estratégicos para el narcotráfico hacia el Pacífico.
El ministro de Defensa señaló que los ataques serían una represalia por recientes ofensivas del Ejército en territorios donde operan estructuras lideradas por alias ‘Iván Mordisco’, jefe del Estado Mayor Central, la facción más poderosa de las disidencias.
‘Iván Mordisco’: el rostro de la guerra
Detrás de esta arremetida estaría Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, el criminal más buscado de Colombia. El gobierno ofrece una recompensa cercana a un millón de dólares por su captura.
Con más de 20 años en armas, Mordisco se negó a firmar los acuerdos de paz de 2016 y desde entonces ha dirigido atentados, secuestros, operaciones de narcotráfico y reclutamiento de menores.
Atentado político sacude al país
Estos hechos ocurrieron solo tres días después del atentado contra el senador y aspirante presidencial Miguel Uribe Turbay, baleado en Bogotá durante un acto público. El ataque, ejecutado por un menor de edad, dejó al político gravemente herido y encendió las alarmas por la seguridad de los líderes públicos.
El atentado ha sido comparado con los crímenes políticos de los años 90, cuando varios candidatos fueron asesinados para sembrar el miedo y alterar el rumbo democrático del país. Las autoridades ya investigan amenazas contra otras figuras, incluyendo al expresidente Álvaro Uribe.
La violencia no da tregua
Desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016, Colombia no vivía una ola de violencia como la actual. Organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y Human Rights Watch denuncian un deterioro progresivo de la situación humanitaria. Según datos de la ONU, solo entre enero y abril de este año, más de 950.000 personas se han visto afectadas por el conflicto, cuatro veces más que en el mismo periodo de 2024.
Los homicidios han subido más del 20 % y los secuestros cerca del 35 %, reflejo de un conflicto que se intensifica pese a las promesas de “paz total” del gobierno de Gustavo Petro.
Un país dividido políticamente
La crisis de seguridad se produce en un contexto de creciente polarización. Nueve partidos políticos se negaron a asistir a una reunión convocada por el presidente Petro para discutir medidas de seguridad electoral, reflejo de la ruptura entre el Ejecutivo y buena parte del espectro político.
Petro, quien impulsa una controvertida reforma laboral, tiene previsto asistir este miércoles a una movilización sindical en Cali, en apoyo a una consulta popular que busca imponer por decreto ante el rechazo del Senado. La oposición ya ha calificado la medida como “ilegal” y una amenaza institucional.