Por: El Ámbito
Este jueves, la Plaza de San Pedro se llenó de júbilo y emoción cuando, desde la chimenea de la Capilla Sixtina, salió el esperado humo blanco. Miles de personas se congregaron para presenciar el momento histórico, mientras la tercera fumata del cónclave anunciaba la elección de un nuevo Papa.
El elegido logró obtener al menos 89 de los 133 votos del Colegio Cardenalicio, alcanzando así la mayoría de dos tercios requerida para ser nombrado pontífice. Este cónclave, que comenzó el miércoles con el encierro de los cardenales en la Capilla Sixtina, culminó en un acto solemne de gran trascendencia para la Iglesia Católica, marcando el fin de la sede vacante tras la muerte de Papa Francisco el pasado 21 de abril.
El nuevo Papa, cuyo nombre será revelado en las próximas horas, se convierte en el sucesor del Papa Francisco, el cual dejó un legado significativo durante su pontificado. Con esta elección, la Iglesia comienza una nueva etapa, buscando dirección en medio de los retos globales y espirituales que enfrenta.
Antes de que se iniciara el cónclave, el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, celebró la misa Pro eligiendo Pontífice en la Basílica de San Pedro. En su homilía, instó a los cardenales a dejar de lado cualquier interés personal, invitándolos a enfocarse únicamente en el bien de la Iglesia y de la humanidad. “Estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo”, dijo Re, pidiendo que la luz divina guiara la elección del nuevo líder de los católicos en un momento tan complicado de la historia.
Además, el predicador capuchino Raniero Cantalamessa dirigió una meditación antes de que los cardenales se aislaran en la capilla para deliberar, ofreciendo sus palabras espirituales antes de que la decisión fuera tomada.
La fumata blanca, un símbolo tradicional que indica la elección del nuevo Papa, llegó finalmente como un mensaje de esperanza para la Iglesia y los fieles en todo el mundo.